Cientos festejan a la Niña Blanca.
Foto Demian Chàvez./Diario de Querétaro.
Foto Demian Chàvez./Diario de Querétaro.
Diario de Querétaro
2 de noviembre de 2008
Lorena Alcalá
Querétaro, Querétaro. Yo era un delincuente, alcohólico y drogadicto. Todo me robé, nada aproveché, pero Ella se me apareció en un taller de soldadura y me regaló la oportunidad de poder cambiar de vida, dice Teodoro Reyes Díaz, fundador y cuidador de la capilla de la Santa Muerte, ubicada en el municipio de Pedro Escobedo.
En el día en que se festeja a Todos los Santos y a los Fieles Difuntos, esta capilla que comenzó como una ermita y que en promedio es visitada por más de 100 personas diariamente, se llena de música y baile en honor a la Niña Blanca, como sus fieles también le llaman.
Para Teodoro Reyes, originario de Iztapalapa en la Ciudad de México y ex convicto, la Santa Muerte es, dice, su Patrona, su Madrina y su Protectora.
"Yo le pedí a Ella que me ayudara a no lastimar, a no robar a nadie porque yo quería salir adelante. Le pedí a Ella que me ayudara a poder realizar un cambio de vida, que mis hijos no se avergonzaran de mí y afortunadamente ella me escuchó", afirma Reyes Díaz, mientras ayuda a recoger los implementos que para la misa por los difuntos, que además es idéntica en rituales y palabras a la misa católica, aún cuando la Iglesia Católica no sólo no reconoce el culto a la Santa Muerte sino que lo ha llegado a condenar.
"Yo pienso que cada cabeza es un mundo... Pero Ella es un ángel de luz, es una imagen más, es un santo más. La misa aquí es católica, 100 por ciento, porque hay que demostrar que Ella es buena, blanca y un ángel de luz", enfatiza el cuidador.
En esta ocasión, la misa se realiza afuera de la Capilla de la Santa Muerte, donde se han colocado sillas y un altar. A cada lado del altar, sendas imágenes de tamaño natural de la Muerte, con todo y su guadaña, custodian la ceremonia.
Los fieles, familias completas, con jóvenes, ancianos, niños, mujeres y hombres por igual, llegan a la Capilla para que en la fiesta grande de la Santa Muerte se les bendigan monedas, veladoras y también a su persona.
El sacerdote invita a los enfermos a acercarse al final de la misa. Con aceite les bendice la parte doliente: la cabeza, los ojos, el corazón, los riñones, dependiendo de la enfermedad que la persona manifieste.
"Diario pueden venir 100 gentes, pero por ejemplo se hacen misas los domingos a las 9, 12:30, y 15 y pues si nos llega bastante gente, en cada misa se llena la capilla. Vamos a decir 200 gentes en cada misa", asegura Teodoro Reyes, que agarra con amor el manto de una de las imágenes de la Santa Muerte. La primera que el donó a la capilla como testimonio de su curación "milagrosa".
"Le puedo dar testimonio mío. Tuve mil 47 de azúcar y muchos con 350 se mueren, yo me quedé ciego, no veía, no comía, yo soy un testimonio viviente. Pero aquí también tenemos a un niño de 8 años donde a él los doctores lo corrieron del hospital, tenía leucemia en fase terminal, y mírelo ahí anda de monaguillo. Pero también hay aquí muchas gentes que nos ha regalado su testimonio que a base de pura oración se han curado".
La gente en la capilla ya no cabe, señala el cuidador y por eso es que se tiene que hacer la misa en la calle porque la gente no cabe dentro.
"Cuando yo empecé mi promesa era de una capilla de 4 metros por 8, el día de hoy son 15 metros por 8. Ha ido creciendo por las limosnas que la gente nos regala, que un peso, o dos pesos, o cinco pesos, bien invertidos crece, sobre todo cuando se da con devoción", platica el cuidador e incluso va más allá:
"Yo creo que esto como capilla ya cumplió, hoy pretendo yo hacerla Catedral de Capillas de la Santa Muerte, para que llegue hasta la autopista".
El sonido comienza a llegar. Dos, tres, cuatro bocinas de gran tamaño ya avisan de la fiesta, la pachanga que comenzará a las 19 horas, como parte del festejo a la Patrona.
Dentro de la capilla, las flores tradicionales se acumulan: cempazúchitl, terciopelo, nube, pero también hay claveles, rosas y crisantemos colocada a los pies de las más de 100 imágenes de bulto que hay en una vitrina, la gran mayoría de la Santa Muerte, pero también hay de la Virgen de Guadalupe y de San Judas Tadeo.
Entre los fieles también hay niños, que acompañan a sus papás a la celebración y a quienes parece no espantarles la imagen de la descarnada Niña Blanca.
"Dicen que todo es de acuerdo al espejo con que se vea. Hubo una propuesta de que quería cambiarle y ponerle carne al esqueleto, pero la muerte siempre ha sido representada por un esqueleto. Tenemos miedo porque desconocemos acerca de ella. Yo he tenido la fortuna de verla con carne y es una dama hermosa, qué tenemos nosotros debajo de nuestra carne: esqueleto, entonces ¿por qué tenerle miedo al esqueleto?", explica Teodoro.
La Santa Muerte le regaló una nueva oportunidad, afirma Reyes, quien dice estar más enamorado de la Niña Blanca que de su mujer "porque le da tranquilidad" y con voz fuerte les dice a los fieles que se congregan que Ella les dará todo lo que le pidan, siempre y cuando le cumplan las promesas y no sea algo que les vaya a perjudicar.
"Me debo a la Santa Muerte y por eso esta capilla no cierra ni de día, ni de noche, porque si ella no descansa, yo que soy su trabajador ¿por qué voy a descansar?".